Muisca

OTROS NOMBRES

Muisca "Hombres" - Chibcha

UBICACIÓN GEOGRÁFICA

Se localizan en los municipios de Cota, Chía, Tenjo, Suba, Engativá, Tocancipá, Ganchacipá y Ubaté, en la región andina central de la cordillera Oriental. Considerando que su mayor población está en la ciudad de Bogotá, éstos se encuentran en los barrios de Suba, Bosa y Engativá.

POBLACIÓN

Según el Censo Dane 2005, de un total nacional de 14.051 indígenas muisca, 5.713 de ellos habitan en la ciudad de Bogotá. Seguido de los municipios de Cota y Chía con 2.410 y 1.843 personas respectivamente y en los contextos urbanos, encontramos 10.243 indígenas muiscas. Ello implica afirmar que viven un proceso de urbanización dadas las condiciones históricas de las migraciones urbanas del campo a la ciudad. En la década de 1980 se experimentan múltiples cambios en el accionar político y social del país, lo que motiva en las organizaciones indígenas urbanas a una lucha por la reivindicación de sus derechos.

Es cuando el discurso del Estado monocultural se transforma en pluriétnico y multicultural, consagrado por la Constitución Política de 1991. En esa perspectiva, comunidades en Bosa y Suba, que se consideraban mestizas y con gran arraigo campesino, irrumpen reclamando con inusitada vitalidad su condición de indígenas pertenecientes al pueblo muisca. Estos permanecen mimetizados bajo el manto de formas culturales mestizas y campesinas que ocupaban los territorios de los antiguos resguardos de Bosa, y El Cerro, en Suba. Dentro de esta dinámica cabe destacar el papel jugado por los situados en El Cerro de Suba, quienes desde el año 1991 empiezan el proceso de recuperación de su identidad y la búsqueda de sus raíces a través de un padrón que habían encontrado.

LENGUA

La lengua Muisca pertenece a la familia lingüística Chibcha. Se ha comprobado que los habitantes de la parte central del país a la llegada de los españoles a comienzos del Siglo XVI compartían una serie de características de lengua, vivienda, vestido y forma de organización por lo que tradicionalmente se le ha agrupado bajo la denominación de muiscas, pero muchas investigaciones y evidencias históricas tienden a determinar que no constituían una comunidad homogénea, es decir, que en la lengua existían variantes dialectales importantes que también podían corresponder a variaciones dentro de su organización política. Para mediados del siglo XVI la colonización española se afianzó mediante procesos de evangelización y la implantación y uso exclusivo del idioma español. Hoy no hay hablantes Muisca; el uso de los dialectos nativos fue prohibido en 1770, mediante una Cédula Real por razones económicas, culturales y políticas en favor del español, que desde entonces se impuso como lengua general. En el Altiplano Central sólo sobrevive una variante del Chibcha, al norte de Boyacá, entre los actuales indígenas U’wa (o Tunebos). Pese a su desaparición, los testimonios documentales de la lengua Muisca han permitido conocer como se construía una frase y sus posibles sonidos. El Muisca se extinguió alrededor del siglo XIX

CULTURA E HISTORIA

Historia
A la llegada de los españoles los indígenas de “Cota” estaban sujetos al señor de “Bogotá” (deletreándolo, ya sea “Vogotá” o “Uogotá” (Broadbent 1974); se diferenciaban de los demás cacicazgos por el dominio de un territorio propio, la existencia de un “cacique” local, varios “capitanes e indios principales” y una comunidad indígena tributaria. Los Muiscas habían conformado cuatro “confederaciones” o “señoríos” o “jefaturas” que los cronistas españoles llamaron “reinos”, independientes entre sí; cada una administrada por un centro político superior, conocido por el nombre del “pueblo” o “cacicazgo” donde tenía asiento: “Bogotá”, al sur del altiplano; “Hunza”, al centro, y “Tundama” e “Iracá”, al norte. Las más importantes eran las confederaciones de "Bogotá", gobernada por un gran “señor” o “zipa” y la de “Hunza”, gobernada por un gran “Zaque”, quienes sostenían un enfrentamiento militar por el predominio territorial

En el siglo XVI, momento en que los conquistadores llegaron a la zona, los indígenas de “Cota“ vivían en “Bogotá“, una de las cuatro confederaciones que estructuraban la organización política-territorial Muisca. Sus habitantes cultivaban maíz y turmes, y practicaban la cacería de venado; estas actividades se complementaban con la confección de textiles. Su organización social tradicional se regía por un patrón de residencia matrilocal; practicaban la endogamia y matrilinealidad. En principio, los conquistadores sujetaron los cacicazgos Muisca al sistema de encomienda y posteriormente, a finales del siglo XVI, al de los resguardos. El resguardo de Cota fue disuelto en 1841 y reconstituido nuevamente en 1876 por medio de la compra de las tierras.

Hoy en día, la mayor parte de la población muisca se concentra en el municipio de Cota cuyo resguardo denominado con el mismo nombre, fue disuelto por el Incora en el año 2001. Hoy, se encuentran asentamientos dispersos de poblaciones a lo largo del territorio que reclaman su condición étnica. Muchos de los elementos culturales de tradición Muisca se conservan en las comunidades campesinas de Boyacá y Cundinamarca.

La cultura Muisca, después de la Conquista, se sumergió en el proceso de formación colonial de la sociedad “blanca” (colombiana). Los cacicazgos, antes de su desaparición, se transformaron en “resguardos”, pero éstos conservaron algunos rasgos de su organización ancestral, ante la imposibilidad de romper totalmente sus relaciones sociales tradicionales sin producir la extinción física y cultural de la población. El caso del resguardo de Cota permite comprender la dinámica etnohistórica subyacente en su supervivencia e ilustrar el proceso de transformación vivido por la población indígena de la región.

 

Cultura

La cultura Muisca, después de la Conquista, se sumergió en el proceso de formación colonial de la sociedad “blanca” (colombiana). Los cacicazgos, antes de su desaparición, se transformaron en “resguardos”, pero éstos conservaron algunos rasgos de su organización ancestral, ante la imposibilidad de romper totalmente sus relaciones sociales tradicionales sin producir la extinción física y cultural de la población. El caso del resguardo de Cota permite comprender la dinámica etnohistórica subyacente en su supervivencia e ilustrar el proceso de transformación vivido por la población indígena de la región. Desafortunadamente, el pueblo Muisca experimentó un fuerte proceso de aculturación, reflejado en la pérdida de aspectos formales de la cultura.

En la actualidad algunos pobladores luchan por tratar de recuperar algunas de las tradiciones y concepciones del mundo, en un proceso que busca que la comunidad vuelva a tener el esplendor del pasado. Aunque actualmente no hay hablantes de Muisca, lengua tradicional de la familia Chibcha, se conservan entre los habitantes de la región algunos elementos lingüísticos, en su mayoría vocablos y apellidos.

La industria textil Muisca, trabajaba con una gran diversidad de fibras; principalmente el algodón y el fique. Según la tradición chibcha, el dios civilizador Bochica, le enseño a sus predicadores como hilar y tejer las fibras. Cada familia tenia en su hogar un telar un huso, y fibras para tejer sus propias telas. Según algunos colonizadores, los indígenas usaban prendas de colores diferentes en diferentes ocasiones especiales. El vestido consistía en una especie de túnica y una manta atada por las puntas en el hombro, fabricadas con telas gruesas de algodón, adornadas con rayas de colores. Los personajes principales vestían mantos más finos de distintos colores, las telas eran estampadas con tintas de origen vegetal y mineral, utilizaban rodillos y sellos hechos en cerámica. No utilizaban calzado. Se pintaban el cuerpo con achiote, además utilizaban en la cabeza plumas vistosas de aves; también usaron brazaletes, collares, narigueras y pectorales bellamente fabricados en oro.

 

ECONOMÍA

Hacia 1500 la economía estaba basada en la agricultura, la explotación de sal y esmeraldas y la producción de hojas de coca, cerámica y orfebrería. Estos productos se intercambiaban o eran acumulados por los caciques para sostener a la gente en épocas de crisis.

Los pueblos agrícolas calculaban la época de siembras y cosechas mediante la observación del movimiento de los astros. En la región se construyeron alineamientos y círculos de columnas y de bloques de piedra que sirvieron como observatorios astronómicos. Los orfebres fundieron piezas idénticas en oro y cobre, mediante el uso de matrices de piedra que permitían hacer los modelos de cera en serie.

El algodón y el fique eran hilados con husos impulsados por volantes de piedra grabados, y con los hilos se fabricaban mantas, gorros, diademas, mochilas y redes. Estos eran tejidos y decorados con pintura. En telares de madera se tejieron gran cantidad de mantas grandes y pequeñas, sencillas y pintadas, burdas y finas. Su valor era tal que se usaron para regalar a los caciques y para envolver los cuerpos momificados de los difuntos importantes.

Se destaca en la vitrina el rico ajuar funerario de orfebrería de un personaje enterrado en Sogamoso, lugar de peregrinaje muisca famoso por su templo del sol. Los adornos que usaban los caciques les conferían atributos de autoridad y saber religioso para obtener la obediencia de su gente. Según consta en documentos de archivos coloniales de 1574, cuando los caciques ordenaban algo a los comuneros “…les envían a llamar con sus pregoneros y les envían sus orejeras y mantas y sombreros por señal”. La vida de los chibchas estaba imbuida de preceptos religiosos que determinaban normas de convivencia con la sociedad y la naturaleza. Los sacerdotes, llamados jeques, presidían los rituales, curaban a los enfermos y por medio de las ofrendas y sacrificios reestablecían el equilibrio del universo.

Personas, aves y felinos eran representados en bandejas para inhalar el yopo. Con este alucinógeno los jeques alcanzaban estados alternos de conciencia durante los cuales se comunicaban con diversos seres míticos.

Miles de figuras votivas se elaboraron en oro, cobre, tumbaga, madera, piedra y arcilla. Es posible que sus diferentes características fueran controladas para obtener objetos cuyos significados se relacionaran con la intención de la ofrenda en lagunas, cuevas y campos de cultivo. Las figuras votivas forman un mundo en miniatura poblado por hombres, mujeres, seres asexuados y escenas, más una multitud de animales y objetos cotidianos. La mayor parte de las figuras votivas se ofrendaron en conjuntos. Los sacerdotes colocaban las piezas dentro de recipientes cerámicos de diversas formas: humana, animal, fálica o de bohío.

 

 Fuentes

- Ministerio del Interior. República de Colombia. Caracterización pueblo Muisca. 
- Blog. Muiscas: Pueblo Indígena.
- Página: Pueblos originarios de América Latina. Pueblo Muisca. 
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 Banco de la República. República de Colombia. Actividad Cultural.  Muisca: la gente y el oro en la Cordillera Oriental.
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 Banco de la República. República de Colombia. Actividad Cultural. Muisca en la exposición del Museo del Oro.Muisca en la exposición del Museo del Oro.