Por la Vida y Respeto a Nuestros Territorios Ancestrales, NO a la Minería !!!
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El Consejo de Autoridades de la Asociación de Cabildos Indígenas Embera, Wounaan, Katío, Chamí y Tule del departamento del Chocó – OREWA, considera conveniente opinar sobre el paro minero que se realiza en el departamento del Chocó y porqué tomamos la decisión de no participar.
Ante todo, es necesario recordar que nuestro proceso organizativo nace bajo los principios de lucha, unidad, territorio, cultura y autonomía. En defensa de esos principios, durante nuestro largo transcurso organizativo hemos debatido con diferentes corrientes sociales, políticas y económicas, tanto al interior del departamento como en el ámbito nacional, que no nos reconocían como pueblos con derecho; se llegó a decir, incluso, que no teníamos alma; que nos oponíamos al progreso por haber sido los primeros en lanzar una voz de alerta por los planes del Estado hacia la región pacífica colombiana que incluye carreteras, puertos, otras obras de infraestructura, y en especial, la venta de nuestros recursos naturales (maderables, mineros y biológicos).
Hoy, para alegría nuestra, no sólo se nos han reconocido, al menos formalmente, nuestros derechos culturales, territoriales y políticos, sino que igualmente la mayor parte de la población chocoana ha sido cobijada por los derechos étnicos, y es así como el 90% del territorio del departamento está bajo la figura de propiedad colectiva.
Pero, esa alegría se diluye cuando vemos las condiciones en que están viviendo nuestras comunidades. Condiciones que están reflejadas en las estadísticas reveladas por el DANE la semana anterior, en las cuales se señala que el Chocó fue el departamento que más empeoró al aumentar los índices de pobreza al 68 por ciento de la población (en 2011 eran del 64 por ciento). También, la llamada pobreza extrema o indigencia se deterioró más al pasar de 34,3 por ciento en 2011, al 40,7 por ciento en 2012. Ni que decir del coeficiente de GINI, que mide la desigualdad en la distribución del ingreso, y que fue de 0,616, el peor de Colombia, frente a 0,567 en 2011. El DANE también detalló que el Chocó tiene el ingreso per cápita más bajo del país, $227.493, casi la mitad del indicador promedio nacional.
Lo anterior nos lleva a decir que no debemos bajar la guardia en nuestra lucha por mejorar las condiciones de vida de nuestras comunidades y del pueblo chocoano en general.
Al hacer una reflexión de lo que está pasando, ¿no entendemos cómo, cuando se vive un boom minero en el departamento que reporta varias toneladas de extracción de éste mineral, convirtiéndolo en el primer productor nacional, cuando los precios internacionales del oro hace apenas un año alcanzaron los precios más altos de su historia, se viva en las peores condiciones del país? ¿No será como nos lo muestra el coeficiente de GINI mencionado, que lo que ha ocurrido es que sólo unos pocos son los que se están beneficiando de esa bonanza?
Por qué será que lo que vemos y vivimos en nuestras comunidades es la aparición de flagelos que no teníamos, como la prostitución, drogadicción y desnutrición, precisamente en las localidades donde se da un mayor auge minero.
Igualmente, notamos como se han agudizado el despojo territorial y los conflictos por la entrada de retroexcavadoras a nuestros resguardos y territorios ancestrales, amenazando y/o comprando a nuestros líderes y destruyendo nuestro territorio, pues no hemos visto a ningún minero responsable con el medio ambiente, cuando ni siquiera cumplen con la frágil normatividad ambiental del país y por ello la mayoría son informales, para no decirles ilegales.
Si examinamos bien el pliego de peticiones minero, lo que nos está diciendo es que ellos le piden al gobierno que les otorgue licencias o títulos de explotación SIN NINGUNA RESTRICCIÓN, que se puedan mover de un lugar a otro sin ser molestados, y eso no lo podemos permitir por el bien de nuestras comunidades y territorios.
Por esas y otras muchas razones, que en un comunicado se hace difícil y extenso de decir, fue que orientamos a las comunidades que hacen parte de nuestro proceso organizativo a no movilizarse hacia la capital del departamento, o hacia otras cabeceras municipales como nos querían obligar.
A pesar de disentir con los compañeros que promueven el paro, entendemos que todos los sectores sociales están en el derecho de movilizarse por sus reclamaciones. Pero, rechazamos rotundamente los actos vandálicos que se han presentado, y las amenazas y chantaje a nuestras comunidades para que apoyen esta actividad. Cualquier muerte, ataque u agresión que se haga en los resguardos indígenas o a los dirigentes, responsabilizamos a los promotores regionales y locales del mencionado paro minero.
Hacemos un llamado al gobierno nacional y a sus autoridades para que tomen medidas de precaución, para evitar hechos que lamentar si se atenta contra la vida de nuestros líderes y autoridades. Igualmente, le decimos que no estamos de acuerdo con que el gobierno se disponga a otorgar títulos y licencias mineras en nuestros territorios ancestrales, de ninguna clase, ni a multinacionales, ni a los llamados pequeños mineros pues tenemos derecho a la inviolabilidad de nuestros territorios y esos derechos los vamos hacer valer.
Nuevamente, expresamos que como tenemos certeza de la justicia de nuestros planteamientos, invitamos en un futuro a los promotores del paro a un debate amplio, fraterno, sin amenazas y de cara a nuestras comunidades y a las gentes del departamento sobre la problemática minera.
A los compañeros indígenas de otras organizaciones les hacemos un llamado para que seamos Daubara, es decir, estar dispuestos para ver a nuestros pueblos como son, con su cultura, con sus cosas buenas y malas; con el objetivo de poder definir, entre todos los Embera, Wounaan, Katío, Chamí y Tule del departamento del Chocó con todos los ‘Tabarau’ - con todas las autoridades - los mecanismos de solución a esta problemática que nos afecta.
Recordemos que hemos sido nosotros mismos, con nuestro conocimiento, quienes hemos garantizado la vida de nuestra cultura y nuestros pueblos, pero que no podemos negar que en estos tiempos han surgido nuevas enfermedades que afectan nuestra cultura y unidad como pueblos. Por ello, debemos hacer causa común con otros pueblos, con otras gentes, con otras organizaciones, pero siempre teniendo en cuenta que nuestra cultura y pueblos están primero, y deben ser lo más importante en nuestras luchas y corazón.
CONSEJO DE AUTORIDADES DE LA ASOCIACIÓN OREWA