Día de la Afrocolombianidad: CON DUQUE, CRISIS Y PANDEMIA... ¡NADA QUE CELEBRAR!
Colombia, mayo 21 de 2020
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El Pueblo Afrocolombiano se encuentra atravesado por diversas crisis, la crisis producida por los cientos de años de secuelas de la esclavitud y la discriminación racial producto del racismo histórico, la del etnocidio o muerte cultural a la que ha sido sometido a través del desplazamiento y el genocidio por más de 60 años de conflicto armado y destierro, la crisis general del capitalismo y sus efectos en el deterioro ambiental que han profundizado sus desigualdades sociales, económicas, ambientales y culturales, sumándosele a estas la crisis pandémica del coronavirus.
El mayor logro del etnocidio sobre el pueblo afrocolombiano es justamente negarle su calidad de pueblo. Para el poder oligárquico no existen pueblos, sólo individuos. El sello del progreso es la privatización del trato. Los pueblos se dividen en individuos, las autoridades comunitarias quedan al margen. Los territorios étnicos y titulación colectiva sólo significan un mapa que existe en alguna oficina gubernamental y la vida en las ciudades que albergan a las mayorías afrodescendientes es un creciente martirio por la predominante marginalidad que azota con gran fuerza a la juventud y a las mujeres afro pues bajo el velo de la aparente imparcialidad estatal se esconde la discriminación, el menosprecio y la agresión al sentido de pueblo, al sentido comunitario y al tejido cultural y espiritual de los afros.
La pandemia del COVID-19, la del hambre y la desigualdad en los territorios
La política del actual gobierno, utilizando los mecanismos excepcionales del Estado de Emergencia, similar a lo que podríamos caracterizar como una gestión clásica neoliberal, ha sido la de favorecer a los monopolios financieros, mientras deja a la mayor parte de la población abandonada a su propia suerte, no escapándosele el pueblo afrocolombiano.
El objetivo del gobierno Duque, el uribismo y sus aliados derechistas, no es mejorar las condiciones del sistema de salud y garantizar alimentos y condiciones mínimas de subsistencia a amplias franjas de la población del campo y la ciudad, que parecen condenadas a la desesperanza, su Plan Nacional de Desarrollo es un "pacto de la oligarquía en defensa del modelo neoliberal" y no un "Pacto por Colombia".
Brilla por su ausencia una emisión de por lo menos el 10% de las reservas, que en la actualidad ascienden a US$ 53 mil millones, como parte del financiamiento de un plan de choque. La suspensión del pago de la deuda externa abriría un espacio al gasto público social para implementar con carácter inmediato un programa social, que le posibilite a la población damnificada subsistir mientras dure la pandemia, y programas a futuro que beneficien el empleo y la calidad de vida de las y los colombianos. Optar por un programa de estas características, que incluya la suspensión de las privatizaciones y la reducción del gasto militar, implica una decisión política en favor de la población colombiana, en general, y afrocolombiana, en particular.
El gobierno anda en contravía de una verdadera política social y económica de fondo, que remueva lo estructural generador de la crisis, su política ha sido la de más endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional y la banca multilateral, que revertirán en agravamiento y profundización de la desigualdad social, la explotación del trabajo asalariado que involucra grandes contingentes de hombres y mujeres negras en las grandes ciudades y el incremento de la informalidad laboral y económica que van aparejadas con la discriminación racial.
El gobierno Duque se muestra incapacitado políticamente y discapacitado mentalmente para el manejo de la pandemia, una de las cosas que busca es remozar su cara posando de gobierno "benefactor" repartiendo unos insignificantes auxilios y subsidios, mientras simultáneamente silencia y sepulta mediáticamente protestas de ayer como el Paro Nacional del 21 de Noviembre y las de los trapos rojos contra el hambre de hoy. Duque tolera las prácticas fascistas en los territorios contra los líderes sociales, saca ventaja de la pandemia para reforzar los mecanismos de
explotación económica con nuevas reformas laborales y aceita la máquina de guerra contra el pueblo al tiempo que recorta derechos políticos y se niega a negociar el Pliego de Peticiones del Comité Nacional de Paro, que entre sus puntos contiene exigencias de los afrodescendientes.
En este 21 de Mayo, Día de la Afrocolombianidad, con los flagelos del gobierno de Iván Duque, la mayor esclavitud tras la crisis económica capitalista y las medidas pro-fascistas para combatir la pandemia el Pueblo Negro no tiene nada que celebrar. Hoy es otro día de reflexión y disposición a luchar.
¿Lucha o conciliación con Duque y la oligarquía?
Por lo anterior los activistas y líderes del Pueblo Negro, Afrodescendiente, Palenquero y Raizal, debemos saber que en diálogo con el poder estatal no se van adecidir estas reivindicaciones fundamentales de nuestro pueblo, sino que es la lucha decidida del pueblo afrocolombiano con los demás sectores populares la que hará cambiar de rumbo al gobierno hacia una política en favor de las mayorías de la población colombiana y de respeto y solidaridad con los pueblos vecinos en vez de urdir complots criminales contra el pueblo y el gobierno de la hermana República Bolivariana de Venezuela.
Un estudio de la historia de las rebeliones del pueblo negro señala claramente que en la mayoría de los casos la chispa que las enciende es algún acto insensato, innecesario, de violencia o injusticia del opresor contra el oprimido, aunque las causas fundamentales sobre las que cae esa chispa hayan fermentado por largo tiempo. ¡Hoy las razones específicas para ello y están creadas! ¡Las políticas de no atención del olvidado pueblo afrocolombiano en medio de la pandemia son la chispa! ¡La creación de una dependencia burocrática como la Gerencia para el Pacífico sofocará la inconformidad creciente ni disimular el racismo irracional! ¡El Pueblo Negro, Afrodescendiente, Palenquero y Raizal está cansado de esperar, así lo mostraron los paros de Buenaventura, Chocó, Guapi y Tumaco, así lo han demostrado los bloqueos a la Carretera Panamericana en el Norte del Cauca, las manifestaciones en las calles y plazas de Palenque, Cartagena, Barranquilla, Cali, Medellín y Bogotá!
Las tareas fundamentales del pueblo afrocolombiano son la lucha por mantenernos como pueblo, por el lograr la integridad territorial como nación cultural autónoma y que se autodetermina, por derrotar el racismo estructural, por situarnos como una parte del pueblo colombiano en su lucha por la liberación social y política y ubicarnos como parte de los Pueblos de las Américas y Africa que se levantan contra la hegemonía imperialista y sus planes de contención con instrumentos como la USAID y desplegando acciones en solidaridad con todos los pueblos que luchan, apoyando el Cumbe Internacional Afrodescendiente y Africano y el cimarronaje internacional.
Seguimos siendo Cimarrones, continuamos el sueño de nuestros ancestros...
¡Libertad, Autonomía, Autogobierno y Reparación... No más discriminación!
Movimiento por la Constituyente Popular -MCP-, Sección Afro
Colectivo Poder Negro