Discurso de la Presidenta de la Organización Indígena de Antioquia en desarrollo del Día Nacional de la Memoria y la Solidaridad con las Víctimas.

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Fuente: Organización Indígena de Antioquia - OIA.

Buenos días compañeros, hoy se celebra en Colombia el Día Nacional de la Memoria y la Solidaridad con las Víctimas y los pueblos indígenas de Antioquia, Córdoba, Chocó y Caldas, nos sumamos en esta mañana en Medellín para exigir la tan anhelada paz.

Hoy unidos, formamos un gran movimiento indígena, que reivindica el reconocimiento de una historia,  de una cultura y de unos derechos particulares que no son ajenos a las luchas políticas por una sociedad en paz y más justa.

Nosotros que reivindicamos la pluralidad y nos sentimos la Diversidad Misma, queremos continuar construyendo lazos de solidaridad con aquellos que crean en nuestras reivindicaciones, con aquellos que busquen la convivencia mediante el diálogo y con aquellos que promuevan una solución negociada del conflicto armado, social y político de Colombia.

Los pueblos indígenas estamos cansados de la guerra y exigimos el respeto por la vida, la autonomía y los recursos naturales, no más minas antipersonas en nuestros resguardos, no más confinamiento, no más trabajos forzosos, no más amenazas e intimidaciones. Los pueblos indígenas, somos pueblos de paz que convivimos en armonía con nuestros hermanos y con nuestros territorios. Es por ello que no nos cansamos de repetir paz entre los hombres y de los hombres con la naturaleza.

Hoy los derechos constitucionales y legales no satisfacen las conquistas y los derechos reconocidos en normas superiores. Por eso debemos volver a un período de resistencia, a tratar de conservar la cultura, como una forma de pervivencia de nuestros  pueblos indígenas, velando porque este fortalecida la autonomía de nuestros gobiernos propios. Una autonomía, entendida como la capacidad de regir nuestro propio destino, en nuestros territorios ancestrales, preservados de cualquier intención que destruya la relación hombre-tierra-naturaleza.

La autonomía es el legítimo y libre gobierno de nuestros líderes, el reconocimiento de nuestras organizaciones, de nuestras expresiones, de nuestra unidad como pueblos hermanos que quieren preservar un modelo de sociedad alternativo y conciente de las trampas y bondades del llamado progreso, de la sociedad occidental.

Por eso asumimos autoridad y gobierno propio como la facultad de dictar nuestras propias leyes, determinar nuestro presente y futuro, solucionar los conflictos internos, también de administrar plenamente nuestros territorios y nuestros recursos.

Por eso hoy estamos aquí reunidos, exigiendo la paz que necesitamos para seguir adelante con nuestros proyectos de vida, con nuestra cultura, con nuestros territorios y con nuestras familias, pues en este estado de guerra en que se encuentra el país, tememos que la situación de zozobra y terror a la que estamos sometidas las comunidades indígenas, se perpetúe, generando los negativos efectos que hasta ahora hemos soportado, efectos negativos representados en la violación de los derechos humanos, el reclutamiento forzado, el desplazamiento, el bloqueo de la vías de acceso y de suministro de alimentos, la militarización de los territorios, el señalamiento de nuestros líderes, entre otras infracciones a los derechos humanos y a el Derecho Internacional Humanitario. Buscamos la Paz que perdimos hace 500 años.

Los pueblos indígenas somos parte activa del movimiento nacional y con él seguiremos construyendo propuestas de vida, dignidad y paz. Por eso  vemos la necesidad de consolidar y crear espacios que permitan la discusión de nuestra problemática, en la Mesa de Negociación de la Habana, donde no nos sentimos representados y en donde creemos podemos hacer aportes importantísimos desde nuestro pensamiento y desde nuestra sabiduría, estas instancias que consideremos pertinentes para la reivindicación de nuestros derechos, puesto que nosotros históricamente hemos llevado la peor parte de esta guerra.

Frente a las actuales conversaciones del Gobierno Nacional con las FARC-EP, consideramos que deben conducir a la desactivación de todos sus grupos y  acciones y que de ninguna manera puede conducir a la impunidad de miles de crímenes atroces. Por eso exigimos un proceso de paz, con verdad, justicia y reparación.

Hoy vemos la necesidad de fortalecer y ocupar nuevos espacios políticos, por eso continuaremos con la lucha de hacer valer nuestros derechos étnicos, acordes al verdadero espíritu de nuestros pueblos y de la Constitución Política que consoliden nuestra  identidad y que permitan una mayor valoración del conocimiento ancestral,  el patrimonio y el reconocimiento de las instituciones indígenas, que son las que permiten que se pueda dar un desarrollo integral y participativo de nuestras comunidades.

ANTE EL FUSIL LA PALABRA, le apostamos a propuestas de paz no de guerra, desde nuestras culturas queremos compartir con el resto de la organización social y los demás amigos,  una salida negociada al conflicto, lenguajes de convivencia y de construcción de un proyecto de nación incluyente, plural, diverso, equitativo, pacífico y sostenible.

La interlocución con actores armados es un ejercicio de autonomía y una necesidad de pervivencia, todo con el propósito hacer valer nuestra voluntad de no querer armarnos, de estar tranquilos en nuestra tierra, de querer MORIRNOS DE VIEJOS.

Por eso reclamamos más interlocución y respeto de los acuerdos, para que bajo la sombra del conflicto no se siga presentando la violación de los derechos humanos y colectivos de los pueblos indígenas.

Frente al fúsil la palabra

Colombia nunca más sin nosotros

Nunca más sin nuestros pueblos indígenas.